Cómo cocer las alcachofas






Previamente, preparamos un bol con agua fria y tallos de perejil en el que iremos echando las alcachofas a medida que las limpiamos.
Los tallos de perejil en el agua aportan vitamina C y evitan que se oscurezca por la oxidación como lo haría el limón, pero éste les da un sabor metálico, a lata.

Ponemos al fuego una cacerola con agua y, cuando hierva, añadimos la sal y las alcachofas. Utilizaremos una tapa más pequeña para mantenerlas sumergidas, impidiendo el contacto con el aire, mientras cuecen a fuego fuerte unos 10 min y dejamos enfriar en el agua

Mejorar la textura de las patatas cocidas o guisadas


 

Para mejorar la textura de las patatas al cocer o guisar debemos incorporarlas al caldo o agua frios y cocinarlas lentamente y destapadas, lo que evita que se deshagan durante la cocción, quedando más firmes.

En el caso de las patatas cocidas es siempre preferible cocerlas con piel, añadiendo más sal para que no queden sosas ya que la piel absorbe mucha sal, y una vez escurridas, antes de pelarlas, dejarlas cerca del calor o introducirlas en el horno caliente (150º, unos 10 min, hasta que seque la piel) para eliminar la humedad lo que le otorga una textura mucho más cremosa.

Tomates cherry semisecos en semiconserva





Ingredientes:

Tomates cherry
Azúcar
Vinagre de Jerez
Tomillo fresco
Orégano fresco
Pimienta negra molida
Sal
Aceite de oliva virgen extra

Elaboración:

Hacemos un pequeño corte en cruz en la base de los tomates y los escaldamos 20 segundos, introduciéndolos a continuación en agua con hielo para parar la coción y los pelamos conservando el pedúculo.

En un cazo preparamos un almíbar al 50% (1 kg de azúcar por litro de agua). Cuando se disuelva el azúcar y ya fuera del fuego, añadimos un buen chorro de vinagre de Jerez.
Sumergimos los tomates en el almíbar y los dejamos infusionar 1 hora.

En plato mezclamos el tomillo, el orégano, la pimienta molida y la sal y sujetándolos por el pedúnculo, rebozamos los tomates  con esta mezcla.

Una vez rebozados colocamos los tomates en una fuente de horno pintada con un poco de aceite o cubierta con una lámina de papel de hornear para evitar que peguen y los introducimos en el horno precalentado a 60º durante 1 hora.

Una vez fríos los dispondremos en un bol cubriéndolos con el aceite y tapándolos con film y los dejamos unas horas a temperatura ambiente para que rehidraten. De este modo podremos conservarlos en la nevera 30 días y dispondremos de una excelente guarnición para quesos, pescados, carnes o lo que se nos ocurra.

Cuando consumamos los tomates (¡os aseguro que no durarán un mes!) podremos reutilizar el aceite aromatizado teniendo cuidado de eliminar el agua de tomate que queda en el fondo del bol.