Conservar la patata (2ª parte)

Ayer hablábamos de la patata congelada para freír, hoy veremos cómo deshidratarla para utilizarla más tarde en purés.

Patatas deshidratadas para congelar:
Pelamos las patatas, las cortamos en cuartos y éstos en rodajas finas (como para tortilla). Las lavamos bien para que suelten el almidón y las cocemos en abundante agua fría con sal.
Van a soltar mucho almidón que retiraremos con un cucharón.Tiramos el agua y las volvemos a poner al fuego, removiendo de vez en cuando, hasta que empiecen a pegar por falta de líquido.

Una vez frías las empaquetaremos en bolsas de plástico duro, enrollándolas muy bien para que no escarchen o haciendo pelotas bien prietas, etiquetaremos (patatas puré-pastel y la fecha) y congelaremos.
Para hacer el puré las sacamos a la nevera y cuando descongelen, las deshacemos en leche y damos el punto de sal, les queda muy bien el aceite y la pimienta. Si hacemos un asado, las pondremos en un recipiente dentro del horno y quedará un puré maravilloso y ¡a comer!

Patatas deshidratadas en el horno:
Haremos los mismos pasos que en el caso anterior, cociéndolas hasta secar. Con un tenedor las machacamos y las cerramos en paquetes de papel de aluminio, bien cerradas. Con un palillo las pinchamos arriba y abajo y las ponemos en la rejilla del horno, con aire, a 60º C unas 5 horas. Abrimos un paquete y si no están secas, volvemos a pinchar los paquetes y las dejamos más tiempo, hasta que sequen completamente.
Si no se congelan, pueden aguantar mucho tiempo -bien cerradas- en nevera, luego las hidratamos en leche y podremos hacer purés, rellenos, etc.

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